Para Agur
He perdido una palabra, lo siento,
entre las pisadas sonoras de mis ideas.
He perdido una palabra, ¡qué le voy a hacer!
Y desde entonces no puedo hilar dos frases seguidas
en mi lengua de trapo.
No es una excusa, de veras.
He perdido una palabra y mi vida va en ello. ¡Lo prometo!
Llevaba días elaborándola,
como un orfebre su joya en su diminuta mesa de artesano.
Tenía el aval de mil lecturas,
cientos de kilómetros de escritura ensayada
y, por desgracia, bastante humildad.
He perdido una palabra y necesito tu ayuda.
Se quedó atrapada entre dos teclas,
las que bailaban el claqué de Pedro Salinas.
Una comienza por a, la otra termina en r.
He perdido una palabra
y solo espero escucharla de tus labios.
Liberato © 2016
Foto: máquina de escribir Underwood.




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